¿De qué forma friegas los platos? Lavar la vajilla es, obviamente, una cuestión de aseo, pero no solo eso. ¡Va mucho más allá! No se trata solo de lavar y enjuagar, el aseo correcto consta de tres fases: eliminar residuos, uso de detergentes y desinfectar las piezas.
A la hora de elegir el lavavajillas o detergente para platos, lo mejor es optar por los que poseen sustancias capaces de eliminar suciedad y grasa.
Y sobre la desinfección, que es la que eliminará todo rastro de bacterias, se puede utilizar temperaturas altas (más de 65°C), radiación ultravioleta o elementos químicos, como los biocidas, que sean estrictamente destinados a este uso para evitar problemas posteriores.
¿Sabías que la esponja que se utilizas para lavar la vajilla es un cultivo de bacterias? Date cuenta que pasa por los residuos y suciedad con los que entra en contacto y por la humedad permanente.
Una forma de desinfección es usar un poco de lejía para lavar platos. Se prepara una mezcla de nueve partes de agua y una de lejía, y se aplica a la esponja y se la deja actuar unos 20 segundos, para después enjuagar.
Otra sugerencia es cambiarla de manera regular, para evitar la acumulación de bacterias u otros microorganismos.
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