¿Alguna vez has sido testigo del espectáculo visual que supone observar el escanciado de la sidra natural? Es un ritual que responde a la búsqueda de unos criterios de calidad. Se hace para lograr el mismo efecto que si saliera del propio tonel. Chocando el líquido en las paredes del vaso aparecen burbujas que activan la acidez para que en boca resulte equilibrado.
Para hacerlo a perfección, el vaso es fundamental. Como ocurre con el vino, la cerveza, el cava o el champán, la sidra natural requiere un recipiente concreto con unas medidas de 12 centímetros de alto, 9 de boca y 7 centímetros de base.
• A la hora de escanciar la sidra de la botella al vaso, deberemos adoptar una postura recta.
• El brazo que sostiene la botella ha de estar estirado por encima de la cabeza.
• El otro brazo tiene que estar estirado hacia abajo y en el centro del cuerpo.
• Una vez que comenzamos a escanciar, el vaso no se debe mover del centro del cuerpo, lo que significa que es el chorro de sidra el que ha de buscar el vaso y no al revés.